Ha sucedido en las dos últimas ocasiones que el sector fotovoltaico ha entrado en el despacho del Secretario de Estado de Energía. Las vísperas y el día de la reunión han aparecido informaciones referidas a la actividad fotovoltaica cuya oportunidad se puede entender, o no, como prueba de que la casualidad existe, o no. Cocinar, tostar, poner a la lumbre para que cuando las partes lleguen al encuentro ya hayan tomado temperatura.
El martes 8 de febrero de 2011 el Ministerio de Industria hace pública una nota de prensa en la que se informa de que se han presentado 4.717 solicitudes para construir plantas solares fotovoltaicas. El mensaje es evidente: las cosas no estarán tan mal cuando hay tanto interés. Estos datos se conocen en medio de una campaña de presión realizada por las asociaciones fotovoltaicas a todos los niveles, incluido el político. Y ese mismo 8 de febrero el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, era interpelado en el Senado sobre qué iba a hacer el ejecutivo para resolver la incertidumbre jurídica de las instalaciones fotovoltaicas. Zapatero dijo que el grupo socialista “agotará todas las posibilidades para llegar a un acuerdo” con CiU sobre la fotovoltaica. Se suceden los contactos y al día siguiente, miércoles 9 de febrero, el Senado vota y todo queda como estaba. Salen adelante un par de enmiendas de CiU y PNV que no resuelven el asunto que realmente preocupa a los productores: la retroactividad.
La presión continúa, los fotovoltaicos llaman a las puertas de todos los grupos políticos, comienzan a anunciar la presentación de recursos ante el Tribunal Constitucional, la Unión Europea le dice a Sebastián que no está de acuerdo con medidas retroactivas, se anuncia un arbitraje internacional contra el gobierno ante la denuncia de inversores internacionales y el Senado deroga el recorte a las primas fotovoltaicas, aun sabiendo que el Congreso tumbará lo aprobado en la Cámara Alta.
Todo esto sucede en un mes. Y es el “tostar” al que se somete a la fotovoltaica antes de que el gobierno se reúna con los representantes del sector el viernes 11 de marzo. A la cita se ha llegado con los condicionamientos por todo lo ocurrido y de la lectura que de ello hicieron terceras partes. A pesar de todo se habla de posibilidad de acuerdo por un pacto entre el gobierno y CiU. Solo queda esperar.
Sísifo. Sube la piedra y se repite el bucle
Pasa la primera semana, la segunda, comienza la tercera… ¿Alguna novedad? Ninguna, que se sepa. Y suena la alarma. Algo se tuesta, se “entorrija”, cuando el martes 29 de marzo la Comisión Nacional de la Energía anuncia el resultado parcial de una investigación que inició en octubre de 2008 y cuyo resultado es la suspensión cautelar de la prima a 350 instalaciones fotovoltaicas.
Efectivamente, algo sucedía. Se ha programado una reunión para el viernes 31 de marzo entre Industria y los fotovoltaicos. Energías Renovables la anuncia el día antes. Y según se conoce la cita una agencia de prensa lanza un teletipo que titula “Las eléctricas cifran en dos dígitos la rentabilidad de las fotovoltaicas, frente al 0,7% del régimen ordinario”. Se citan fuentes del sector eléctrico. Sin más. Ellas, las fuentes, se encargan de hablar de ayudas gubernamentales, tasas de rentabilidad, poca y cara productividad… Por si no fuera suficiente, el mismo día de la negociación el Ministerio de Industria hace públicos los resultados de la primera convocatoria de 2011, que supone la incorporación al sistema eléctrico de 116 MW fotovoltaicos.
Con la torrija en la mano (bien empapada por las novedades sobre fraude de la CNE, rebozada en los apuntes del sector eléctrico, frita y endulzada con los datos de Industria) se llega al despacho del Secretario de Estado de Energía para escuchar que de lo comprometido nada de nada.
Y así hasta hoy. Reflexionando en Semana Santa, que es periodo de introspección.