Los cambios ya tienen fecha, según se puede leer en el comunicado del gobierno transalpino. “Habrá una redefinición de los criterios, parámetros y acciones a partir del 1 de junio para garantizar la sostenibilidad de los costos de los incentivos e iniciativas para desalentar las acciones puramente especulativas y garantizar el desarrollo a largo plazo”.
Un gobierno enfrentado
El ejecutivo ha decidido tomar cartas en el asunto, pero ha preferido avisar y darse un margen, tal vez para resolver el enfrentamiento entre sus miembros. El Ministro de Desarrollo Económico había presentado un decreto ley en el que se pretendería que la energía solar fotovoltaica sólo pudiera crecer a 8.000 MW hasta 2020. Es decir, querría convertir en ley lo que hasta ahora sólo era un documento programático, una guía propuesta antes de que se desbordaran todas las previsiones. La idea no gustó a otros ministros como el de medio ambiente, que consideran que es una barbaridad y mataría al sector fotovoltaico italiano. El objeto de la controversia ha desaparecido. Se han borrado del decreto ley los 8.000 MW, pero sin definir dónde está el límite.
Una de las pocas decisiones concretas que se han tomado este jueves se refiere a los terrenos agrícolas. Se ha decidido limitar el número de MW por hectárea, de tal manera que el máximo de suelo agrícola en el que se permitirá poner placas fotovoltaicas es un 10% de la superficie cultivable. Hay una excepción en el caso de que el terreno lleve más de cinco años sin cultivarse.
Para junio se espera que baje la retribución. Por el momento de lo que no se ha hablado, al menos que se sepa, es de adoptar medidas retroactivas, como ha hecho el gobierno español. Posiblemente, es la única diferencia entre ambos casos.
Han saltado las alarmas
El gobierno italiano quiere ordenar un mercado enorme y caótico después de que en 2010 se haya superado hasta la previsión más ilusa o utópica. Italia vivió el año pasado el boom fotovoltaico español del 2008, pero con desmesura. A lo bestia, por ser más gráficos. “Está claro que hay una acumulación enorme de potencia, la situación está un poco fuera de control y el gobierno tiene que hacer algo”, explica David Pérez, socio de la consultora Eclareon.
A finales de 2010 la potencia total instalada era de más de 7.000 MW distribuidos en unas 200.000 plantas, según los datos provisionales de la agencia italiana de la energía Gestore Servizi Energetici (GSE). Es decir, se habrían instalado unos 6.000 MW en sólo un año, ya que a finales de 2009 había 1.142 MW. Un crecimiento brutal si se compara con los casi 3.000 MW de 2008 en España.
Hay que tener en cuenta otro factor. De esos más de 7.000 MW aproximadamente 4.000 MW no están conectados a red. A pesar de no estar vertiendo electricidad, la ley les autoriza las percepciones económicas vigentes hasta el 31 de diciembre de 2010, más ventajosas que las posteriores, porque el gobierno italiano aprobó una moratoria de 6 meses atendiendo la posibilidad de que las plantas no estuvieran conectadas por motivos ajenos a la voluntad del promotor.
La legislación italiana hace muchos distingos sobre el tipo y tamaño de instalación, y cada uno de ellos cobra una cantidad. De esta manera, la prima de producción hasta finales del año pasado oscilaba entre los 35 y los 48 céntimos de euros el kWh. A esta cantidad hay que sumarle el precio de la venta de la electricidad que iba desde los 12 a los 15 céntimos de euro el kWh. Así, en el caso más caro se puede superar los 60 céntimos de euro el kWh.
A la espera de lo que decida el gobierno, solo hay dos cosas claras. Primero que el GSE inspecciona la situación de las plantas que dicen haberse construido antes de finales de 2010 y que no se han conectado a la red, 4.000 MW en 55.000 instalaciones. Se calcula que un 15% podrían incumplir los requisitos. Y segundo que el verano pasado se aprobó la tarifa de 2011, 2012 y 2013 para un máximo de 3.000 MW de potencia, más baja que la de 2010.
Españoles en Italia
A Italia han llegado empresas fotovoltaicas de todo el mundo, convirtiendo el sector en una especie de crisol multi-industrial. “Con las condiciones de mercado que había, con una rentabilidad tan tremendamente atractiva es un mercado que hubiera crecido de manera desbocada en cualquier circunstancia. Hay inversores de todo el mundo”, explica David Pérez.
Y parte de ese crisol tiene su origen en España. Los cálculos realizados por el Eclareon en el informe anual 2010 elaborado para ASIF indican que aproximadamente el 50% de las empresas españolas salieron al extranjero y de ese 50%, un 20%, es decir más o menos el 11% del total de las empresas fotovoltaicas españolas, fueron a Italia.
Ahora habrá que saber cuál es la respuesta de las empresas españolas en Italia ante el más que inminente recorte que se avecina. Sobrevivirán las que dispongan de diversificación geográfica suficiente y sean competitivas en costes y en capacidad comercial.
Más información
www.gse.it
www.governo.it
www.eclareon.com
