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España, cada vez más lejos de los índices de eficiencia energética europeos

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En España, en el año 2000, la intensidad energética (consumo de energía por unidad de PIB producida) era un 17,65% superior a la media europea (UE15), es decir, que, para producir una unidad de PIB necesitábamos, en aquel entonces, un 17,65% más de energía que nuestros catorce vecinos de la UE15, pues ellos producían la misma unidad pero con mucho menos gasto de energía. Pues bien, en 2008, esa brecha se había ensanchado hasta el 26,3%. Ese es uno de los datos que ha hecho público el "Observatorio de Energía en España" de la Universidad Pontificia de Comillas, que fue presentado ayer en Madrid.
España, cada vez más lejos de los índices de eficiencia energética europeos

El documento –"Observatorio de Energía y Sostenibilidad en España. Informe basado en indicadores. Edición 2010"– es obra de la Cátedra BP de Energía y Sostenibilidad de la Universidad Pontificia de Comillas y fue presentado ayer, en Madrid, por los profesores Ignacio Pérez-Arriaga y Pedro Linares, coautores, y en presencia del director general del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, Alfonso Beltrán García-Echániz. Según el "Observatiorio de Energía", en los últimos años, tanto España como la UE han reducido el valor de este indicador, la intensidad energético, o sea, que todos (europeos y españoles) somos más eficientes en el uso de la energía, lo que ocurre es que "la menor velocidad de cambio en el caso español está haciendo aumentar la diferencia".

Así, y tomando como referencia los años 2000 y 2008 –dice el "Observatorio"– se observa que en 2000 la intensidad energética española era un 17,65% superior a la media europea (UE-15), mientras que en 2008 el margen era del 26,3%. En España, la intensidad energética ha seguido en primer lugar un periodo de crecimiento debido al creciente peso en la economía de la construcción, para después empezar a reducirse gracias a las políticas de eficiencia y el avance tecnológico, pero, también, como causa del incremento de los precios energéticos y la caída de la construcción. Así –concluye el "Observatorio"–, la intensidad energética en 2000 fue un 2,4% mayor que la de 1990, y la de 2009 un 7,9% menor que la de 2000.

Las renovables y la nuclear, casi a la par
El informe anual -presentado por la Cátedra BP de Energía y Sostenibilidad- está elaborado teniendo en cuenta datos del año 2009 y 2010 y  presenta dos novedades. Por un lado el análisis de los flujos económicos de la energía primaria y por otro los datos sobre la creación de valor añadido que existe en cada uno de los distintos sectores energéticos de España. Uno de los datos más relevantes del informe –que cifra el aporte de las renovables al mix energético en un 8,8%, acercándose al 9,8% de la nuclear– es la desaceleración del consumo de energía a nivel global.  La crisis en sectores industriales como el de la construcción sigue siendo una de las principales causas del descenso de la intensidad energética (la relación entre el consumo de energía y el PIB),  una disminución que también se ha producido gracias las políticas de eficiencia energética. En conjunto, esta bajada es superior a la registrada en la Unión Europea.

Por sectores, el eléctrico es el que presentó los mejores índices de intensidad energética debido, principalmente, a la fuerte penetración del gas natural y a las energías renovables, mientras que los peores datos corresponden al sector terciario y al consumo residencial, el mayor demandante eléctrico del país. Por su parte, la industria consiguió reducir su consumo un 14% entre 2005 y 2008. En 2009, el sector energético español ha consumido 5,85 EJ de energía primaria, ha emitido 275 millones de toneladas de CO2 y ha generado una demanda de 53.000 millones de euros, con un valor añadido de 28.000 millones de euros.

Menos CO2
A pesar del descenso de las emisiones de gases de efecto invernadero en países de la UE (1,9%) y  de la OCDE (2,6%), la actividad industrial desarrollada en los últimos años en los países en vías de desarrollo hace que el cómputo global haya aumentado. En España las emisiones de CO2 han disminuido durante los tres últimos años. En 2009 han bajado un 10,2% con respecto al año anterior. La reducción en el consumo de energía y el incremento de las renovables en el mix energético – fundamentalmente debido a la contribución de la energía hidráulica- han sido las causas principales del descenso. Nuestro país ha  reducido también la intensidad de carbono (emisiones de CO2 por unidad de PIB medido en dólares), aunque sin embargo estas disminuciones siguen estando por debajo de las alcanzadas por otros países de nuestro entorno.

El crecimiento de las energías renovables y una menor demanda de energía importada (carbón, crudo y gas natural) han permitido mejorar en 2009 el nivel de dependencia energética de España -un 84%-, un porcentaje que sigue siendo muy superior a la media europea, que se sitúa en el 27%.  Como explicó en la presentación Ignacio Pérez Arriaga,  coautor del informe y profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ICAI) de la Universidad Pontificia Comillas, “uno de los principales riesgos de esta dependencia está en el precio que alcanzan los combustibles, y que si bien durante 2008 y 2009 han bajado por la crisis,  ahora se empiezan a recuperar, en parte debido a factores geoestratégicos”.

Tanto los combustibles fósiles como el valor de las emisiones de CO2 mantienen precios a la baja, que pueden tener claras consecuencias sobre su consumo. Según el estudio, estos precios son insuficientes para provocar un aumento en la entrada de tecnologías limpias para generar electricidad, y  “podrían suponer un hándicap para conseguir un modelo energético sostenible”, explicó Arriaga.

Incremento de renovables
Según los datos del Observatorio, el petróleo sigue siendo el combustible más demandado en nuestro país con un 52%, seguido del gas natural con el 22% -su consumo se ha estancado debido al incremento de las renovables-, la energía nuclear (que se mantiene estable con el 9,8%) y el carbón con un 7,4%. Por su parte, la contribución de las renovables al mix energético “ha crecido sostenidamente”, apunta el informe, “desde el 5,6% en el año 2000 al 8,8% actual, sobre un consumo un 13,65% superior”.  Está a un punto porcentual de superar a la energía nuclear. Este incremento experimentado por las energías limpias ha sido un factor clave para desplazar al carbón.  Según el informe, la biomasa aporta un 41% del total, seguido de la eólica con el 26%, la hidráulica con el 18%, los biocarburantes con el 9% y la solar con el 6%.

Pese a los cambios estructurales de la economía y la reducción del consumo de energía en el sector del transporte, la movilidad no ha dejado de representar una de las mayores causas de emisión de gases de efecto invernadero y un sector con gran dependencia energética. En particular, el transporte por carretera supone un 22% de la energía que se consume y genera un 24% de las emisiones, por lo que está considerado como una de las principales amenazas para la sostenibilidad del modelo energético español. “Por ello no es raro que cuando hay que apretarse el cinturón se mire al transporte”, explicó Arriaga, que considera “razonable” fijar  medidas regulatorias sobre la movilidad interior de viajeros. En este sentido, “fomentar el transporte público, hacerlo más eficiente, marcar estándares de consumo y emisiones en los vehículos o bajar los precios de las tarifas” podrían ser algunas de las medidas a tomar.

Según el profesor Pedro Linares -también autor del informe-, uno de los aspectos relevantes del estudio es el diagrama de Sankey correspondiente a los flujos energéticos en España. En él es posible observar la energía que entra en el sistema y cómo cambia hasta llegar a sus consumos finales. Según Linares, en las distintas transformaciones o procesos de transporte “que sufre la energía primaria consumida en España se pierde un 30%”. “Esta energía que va a la basura –añadió- es el resultado de la propia eficiencia del sistema”.  Dependiendo del tipo de energía, estas pérdidas alcanzan más o menos valor. En el caso de las renovables no se contabiliza porque tienen una producción de uso final.

El director del Instituto para la Diversificación y Ahorro Energético (IDAE), Adolfo Beltrán García–Echaniz, afirmó durante la presentación que la apuesta hecha por el ministro de Industria, Miguel Sebastián, a favor de los coches eléctricos “es necesaria”, y añadió que “a pesar de que hay que mejorar el sistema, el coche eléctrico ha venido para quedarse”.

Más información:
www.bp.com

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