josé a. alfonso

Ana Botella, ¿alcaldesa renovable?

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De cacharro a no me quites esos eurillos. En esta sencilla frase, carente de sentido si no se explica, se podría resumir la trayectoria renovable de la actual alcaldesa de Madrid, Ana Botella. El cacharro nos lleva al año 2000, recién estrenado el siglo y con la señora Botella asentada como primera dama en su quinto año de inquilina consorte en el Palacio de la Moncloa. Los eurillos se suscriben a este mismo mes de febrero, a antes de ayer que diría con alegre cercanía un enterado restando importancia a ser exactos.

Por cronología inversa la primera data del relato es el 21 de febrero de 2014, fecha en la que la alcaldesa de Madrid envía una carta al ministro de Industria, José Manuel Soria. En la misiva, según la información difundida por elconfidencial.com, la primera edil le habría solicitado que no quite ni a ayuntamientos ni a comunidades autónomas las primas (los eurillos) que cobran por la producción de energía renovable. Vamos, solicita excepción ante las consecuencias de la aplicación de la nueva Ley del Sector Eléctrico, norma que atesora como gran virtud haber logrado el consenso absoluto: que eléctricas, renovables y consumidores, todos, estén en su contra y de quien la firma.

El asunto, la petición de Ana Botella, tiene gracejo, y aquí entra en escena la primera de las fechas mencionadas. El Instituto de Energía Solar y el IDAE promovieron la puesta en funcionamiento de la denominada “Pérgola Fotovoltaica” del Palacio de la Moncloa. Se buscaba un espacio emblemático, un escaparate desde el que mostrar la energía solar, provocar la aprobación del decreto que permitiera la conexión a red de semejante ingenio y, de paso, infundir sudores fríos a las compañías eléctricas que no querían ni oír hablar de fotovoltaica.

La operación estaba bien pensada. El gobierno legislaría a favor de la conexión porque la instalación se levantaría en la residencia del presidente. Y en esas andaba el equipo técnico que fue a localizar el lugar idóneo para colocar las placas solares cuando se tropezó con una pregunta “¿vosotros sois los que me vais a colocar esos cacharros?”. Silencio. Ese interrogante, ese comentario, paralizó el proyecto. Había hablado la mujer del presidente Aznar, la primera dama, Ana Botella.

Ignacio Rosales, el primer presidente de la Asociación de la Industria Fotovoltaica (ASIF), y  propietario de la primera instalación particular que consiguió vender electricidad fotovoltaica, comentó hace años esta anécdota y sus consecuencias al Vatio Impotente. Fue él, compinchado con el IDAE, quien envió una carta a José María Aznar, “de presidente a presidente”, interesándose por la autorización de la Pérgola Fotovoltaica. Y cuando recibió la invitación para asistir a la inauguración le volvió a escribir  “esperemos que el Real Decreto técnico de conexión a red pueda ver la luz en breve igual que esa magnífica Pérgola Fotovoltaica”. La inauguración se retrasó hasta que el Consejo de Ministros aprobó una legislación que llevaba atascada más de un año en el ministerio de Industria. Sucedió en octubre de 2000.

Catorce años después es magnífico constatar la evolución en política energética de Ana Botella que ha pasado de preguntar por el “cacharro” a pedir formalmente a José Manuel Soria que no toque la retribución a las renovables. Quizá tal requerimiento podría entenderse de dos maneras, como una llamada de atención al eje Soria-Nadal para que recapacite y modifique sus planes o como un intento de buscar una excepción a la norma. La primera destacaría el compromiso de la alcaldesa con el cambio hacia un nuevo modelo energético y la segunda expresaría el sálvese quien pueda.

Ana Botella es muy clara en su mensaje al ministro. elconfidencial.com apela al texto original y entrecomilla “exención de los servicios públicos de gestión y tratamientos de residuosen todas las medidas regulatorias tanto fiscales como retributivas de la producción de energías renovables aprobadas desde 2012”, pide la regidora madrileña porque su ayuntamiento ha invertido 300 millones de euros y “hasta la fecha, las retribuciones que existían para las actividades incluidas en el régimen especial de productores de energías renovables han contribuido parcialmente a soportar económicamente estos servicios públicos en el conjunto de las ciudades españolas. Sin embargo, el nuevo marco fiscal y regulatorio impulsado desde 2012 está provocando un gran perjuicio económico a todas las Administraciones que, como Madrid, cuentan con tratamiento de residuos y lodos con producción de energía eléctrica”.

La alcaldesa también sugiere que "las instalaciones asociadas a la prestación de los servicios públicos mencionados anteriormente cuya explotación comenzó antes de 2008 no sean excluidas de las retribuciones a la inversión y a la operación" frente a lo que está previsto en la ley y así evitar "al mismo tiempo incrementar sustancialmente el déficit de las administraciones locales y autonómicas o encarecer las tasas públicas asociadas a la prestación de estos servicios".

¿Atenderá Soria a Botella? Es de suponer que no, ya que hacerlo implicaría discriminar inversiones y no parece que haya motivo objetivable para atender unos euros en detrimento de otros. En este caso ni siquiera se podría apelar al valor de lo público o del bien común, puesto que todos los kilovatios de origen renovable son igual de benefactores, se hayan producido en una instalación municipal o particular. Los kilovatios, kilovatios son.

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Fukushima4ever
Esto va exclusivamente de los dineros que se ha gastado Botella en sacar energía de Valdemingómez. Ahora ha llegado el mamporrero del oligopolio y le ha dejado la cuenta de resultados hecha unos zorros. Ya antes no se justificaba quemar RSU para producir electricidad con una inversión millonaria que ha llevado más de una década. Pero ahora, con los precios que ha puesto el mamporrero, la incineradora se convierte de nuevo en un fiasco más de las inversiones faraónicas que inició Esperanza Aguirre cuando era concejala de medio ambiente.
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