El Ejecutivo japonés ha anunciado esta decisión, de la que informan Reuters y Europa Press, al término de una reunión de los ministros más directamente concernidos y 18 meses después de que un fuerte terremoto y el posterior tsunami arrasaran la planta nuclear de Fukushima 1 y pusieran en evidencia los peligros de las centrales atómicas.
Antes del desastre, Japón era el tercer explotador mundial de energía nuclear, pero el país se ha unido ahora a otros, como Alemania y Suiza, en su decisión de abandonar la energía nuclear. Para ello, las autoridades se han propuesto aumentar la proporción de energías renovables hasta un 30 por ciento, pese a lo cual Japón seguirá siendo el principal importador de petróleo, carbón y gas en el futuro más inmediato.
El presidente Yoshihiko Noda, quien se enfrentará este mismo año a unas elecciones legislativas, se ha enfrentado a las presiones tanto de las empresas como de Estados Unidos para mantener la energía nuclear.
Todos los 50 reactores con que cuenta Japón, salvo dos, están actualmente inoperativos, a la espera de las pruebas de seguridad. El objetivo del Gobierno es permitir las reanudación de las actividades en los en caso de que el nuevo regulador atómico los considere suficientemente seguros.
No obstante, el cada vez más importante movimiento antinuclear japonés, que reclama el fin inmediato del uso de la energía atómica, ya ha anunciado su oposición a cualquier propuesta que suponga la reanudación del suministro eléctrico por parte de estos reactores.