La travesía se habrá realizado en dos etapas. La primera, Suiza-España, pilotada Andre Borschberg, y la segunda, España-Marruecos, por Bertrand Piccard. El motivo del viaje es doble. Solar Impulse ha sido invitado a participar en territorio alauita en la presentación de cinco proyectos termosolares. Y a más largo plazo, la práctica de vuelo se enmarca en el programa de pruebas que debe concluir en 2014 con la vuelta al mundo en avión solar.
Solar Impulse repite algunos de los parámetros del vuelo Suiza-Madrid. Tras el despegue se han alcanzado los 3.600 metros de altura, que serán 8.500 al atravesar el Estrecho de Gibraltar, la misma altitud que para pasar los Pirineos. El único combustible, como siempre, la electricidad generada por las 12.000 células fotovoltaicas dispuestas a lo largo de su ala. Parte de la energía producida se almacena en baterías para que el avión pueda seguir volando en ausencia de radiación solar. La velocidad puede llegar a los 70 km/h, algo más con viento de cola, para un gigante de la aviación. Tiene la misma envergadura que un Airbus, 64 metros, pero tan solo pesa 1.600 kilos.
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