Mientras en España los payasos –los del circo mediático y los del circo político– siguen haciendo chistes y chascarrillos a costa de los brotes verdes de Zapatero, en el resto del mundo desarrollado la opinión generalizada es que la salida de la crisis es una: la que muestra la denominada economía verde. Lo dicen las encuestas del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), lo dicen las grandes organizaciones ecologistas de todo el mundo y lo acaba de decir, nuevamente, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que publicó el pasado 31 de mayo en Ginebra el estudio "Hacia el desarrollo sostenible: oportunidades de trabajo decente e inclusión social en una economía verde". En él, la OIT asegura que la transición hacia una economía verde podría generar entre 15 y 60 millones de empleos adicionales en el mundo durante las próximas dos décadas y ayudar a decenas de millones de trabajadores a salir de la pobreza. Y un apunte más sobre el particular: las energías renovables y la eficiencia energética son, según ese informe de la OIT, los dos sectores que resultarían especialmente beneficiados del cambio de modelo.
Más de 1.600 expertos de todo el mundo
La opinión pública parece compartir la idea de que la salida de la crisis pasa por la puerta de la economía verde. Por lo menos, si hacemos caso a los resultados obtenidos en una encuesta conducida por The Regeneration Project, que ha sido realizada en colaboración con el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) y que ha apelado a la opinión de 17.000 consumidores de 17 países y 1.600 expertos en desarrollo sostenible procedentes de los ámbitos empresarial, social, gubernamental y académico de 117 naciones. Según esa encuesta, los consumidores consideran que una economía verde será más efectiva que la tradicional a la hora de enfrentarse a casi todos los retos que actualmente tiene ante sí la Humanidad. Así, y según el Pnuma, el 70% de los encuestados cree que las soluciones que propone la economía verde son mejores que las de la economía tradicional para proteger el medio ambiente, el 68% de los preguntados ha opinado que la economía verde es más capaz que la tradicional de crear un futuro mejor para nuestros hijos, el 61% ha considerado que es mejor para elevar la calidad de vida y el 61%, también, cree que la economía verde es más capaz de resolver el problema del cambio climático.
Cuarenta años, cuarenta demandas
Coincidiendo con el cuadragésimo aniversario del primer Día Mundial del Medio Ambiente, establecido por el Pnuma en 1972, las cinco grandes asociaciones ecologistas de España han publicado un manifiesto con cuarenta demandas ambientales en el que insisten en que la mejor vía de escape de esta crisis que nos lleva es la economía verde. Las propuestas atacan hasta nueve ámbitos. Eso sí, los tres primeros en ser señalados en el manifiesto están directamente relacionados con la energía. Son estos: cambio climático y energía; transporte y movilidad; y calidad del aire. Los otros seis temas que abordan los ecologistas en su documento son los residuos, la biodiversidad, el medio marino, el agua, el medio rural y la fiscalidad ambiental. Según las cinco asociaciones, las cuarenta propuestas que hacen "no solo permitirían a la sociedad velar por el medio ambiente y los escasos recursos naturales con los que cuenta, sino comenzar a seguir unas directrices que faciliten la creación de empleo y su viabilidad de cara al futuro".
Catorce de las cuarenta propuestas están directamente relacionadas con la energía. Son estas.
1. Fijar un tope máximo de uso de recursos naturales a nivel español, garantizando un reparto justo para satisfacer las necesidades básicas de las personas.
2. Cerrar las centrales nucleares fijando su vida útil en no más de 30 años. Abandonar los planes de cementerios nucleares hasta que exista un calendario de cierre de las centrales.
3. Implantar objetivos de reducción de emisiones vinculantes y más ambiciosos que los asignados por la UE y el Protocolo de Kioto.
4. Incorporar objetivos ambiciosos en la Ley de Eficiencia Energética y Energías Renovables: contribución de renovables al consumo de energía final de al menos un 30% en 2020 y un 100% en 2050 y reducción de la demanda total de energía respecto a 2007 del 30% en 2020 y del 50% en 2050.
5. Reducir drásticamente los topes de emisión susceptibles de ser comercializados, con mecanismos para detener el comercio especulativo de créditos de CO2.
6. Cancelar las iniciativas que fomenten la quema y extracción de carbón y suprimir la financiación pública a proyectos de Captura y Almacenamiento de Carbono (CAC).
7. Abandonar los planes de búsqueda y extracción de combustibles fósiles en nuestro territorio, incluida la prohibición de gas de esquisto.
8. Establecer criterios estrictos para los agrocombustibles, descartando las importaciones y salvaguardando los aspectos sociales y ambientales.
9. Ampliar la representación de las ONGs ambientales en los consejos consultivos en las distintas políticas del Gobierno con implicaciones ambientales.
10. Reforzar y reformar el sistema judicial para que garantice el respeto al medio ambiente consagrado en la Constitución.
11. Detener la construcción de todas las nuevas infraestructuras del Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte hasta la correcta evaluación de la demanda en función de la crisis económica, ambiental y social.
12. Reducir a cero antes de 2015 el porcentaje de población que respira aire contaminado dando carácter obligatorio a los Planes de Acción de Reducción de la contaminación.
13. Aprobar una Ley de Movilidad Sostenible que en 2016 reduzca un 20% el tráfico por carretera.
14. Apostar por el ferrocarril tanto en el transporte de pasajeros como de mercancías y frenar el crecimiento del tráfico aéreo estabilizándolo a niveles de 1990.
En la imagen, fragmento del cartel que, con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, ha editado el Ayuntamiento de Burjasot.
