Un programa no estaría completo si no abordara una estrategia integral para impulsar la competitividad de nuestra economía, que abarque todos los sectores de la misma, especialmente aquellos con más futuro, incluyendo sus órganos reguladores, el modelo energético o la necesaria apuesta por la innovación y la internacionalización de las empresas españolas. (...).
Otra reforma estructural imprescindible es la de nuestro sistema energético. La política energética debe buscar un equilibrio adecuado entre sus objetivos: competitividad, seguridad del suministro y efectos medioambientales. En los últimos tiempos no se ha prestado atención alguna al hecho de que la energía es un sector que determina parte de los costes de los demás sectores económicos. La energía es un factor clave en la competitividad de las empresas españolas. Hemos de ser muy conscientes de que España tiene un problema energético importante, especialmente en el sector eléctrico, con un déficit anual que supera los 3.000 millones de euros y una deuda tarifaria acumulada de más de 22.000 millones. Las tarifas eléctricas para consumidores domésticos son las terceras más caras de Europa, y las quintas más elevadas para consumidores industriales.
La solución a este problema, uno de los más complejos que hereda el próximo Gobierno no puede ser simplista. Es evidente que no se puede aplicar una subida de tarifas que recaiga íntegramente sobre los consumidores y que siga castigando la competitividad de la economía española, por las malas decisiones regulatorias. Más aún cuando el objetivo final es la liberalización del sector, algo que no es posible acometer sin la solución definitiva del déficit tarifario. Si no se emprenden reformas, el desequilibrio será insostenible y los incrementos de precios y tarifas colocarían a España en la situación de mayor desventaja en costes energéticos de todo el mundo desarrollado. Tendremos, pues, que aplicar una política basada en frenar y reducir los costes medios del sistema, en la que se tomen las decisiones sin demagogia, utilizando todas las tecnologías disponibles, sin excepciones, y se regule teniendo como objetivo primordial la competitividad de nuestra economía. Señorías, apoyar a la empresa innovadora, y ayudar a que sus bienes o servicios se vendan en el exterior será una prioridad para el próximo gobierno.