La organización ecologista acaba de difundir un comunicado en el que señala que la Unión Europea "lidera la facción aparentemente más progresista" de cuantas se han dado cita estos días en Durban. Eso sí: "su posición débil llevaría a un resultado de mínimos e inaceptable en la lucha para frenar el cambio climático; la Unión Europea señala la falta de progresos por parte de los países emergentes en vez de exigir compromisos a Estados Unidos o exigírselos a sí misma por su responsabilidad histórica". Según el responsable del área de cambio climático y energía de Amigos de la Tierra, Alejandro González, "esto es lo que llamamos el juego de las culpas. El mundo rico ha generado la crisis climática, y el mundo rico tiene que responsabilizarse de solucionarla. No vale culpar a los demás de la falta de avances".
La lectura que hace González, que forma parte del equipo de cambio climático de Amigos de la Tierra Internacional que está siguiendo al minuto el fin de las negociaciones, es la siguiente: "China tiene unas emisiones por persona mucho menores que las de los países occidentales; India, millones de personas que, en condiciones de pobreza, van a sufrir las consecuencias del cambio climático; Brasil dispone del bosque más importante de la zona cálida del planeta y debería permitir su cuidado a las comunidades locales; Suráfrica sufre de pobreza energética y la avaricia de las grandes corporaciones de la energía fósil y del Banco Mundial. Si Europa, Estados Unidos y Canadá no son los primeros en aceptar un acuerdo de reducciones ambiciosas y vinculantes, lo que hagan el resto de países será irrelevante".
El balance que hace la organización a estas horas es el siguiente: "denunciamos los intereses descarados de las grandes multinacionales, que han infiltrado sus mensajes en las posiciones de buena parte de los países europeo y de Estados Unidos, y en el Fondo Verde para el Clima; rechazamos la intervención del Banco Mundial en el Fondo para frenar el cambio climático; y consideramos que la única institución válida para activarlo es la Convención de naciones Unidas". Según González, "este marco de negociación solo va a tener credibilidad si los países rechazan la presión de multinacionales como la energética surafricana Eskom, y escuchan y permiten la participación de la sociedad civil, especialmente la afectada por el cambio climático, puesto que es la soberana y legítima de las negociaciones".
Más información
www.tierra.org
