Con la incertidumbre añadida del cambio de Gobierno en España, los diferentes actores que componen el sector de la bioenergía, desde recuperadores y distribuidores de biomasa hasta productores de energía, siguen haciendo cábalas y propuestas para conseguir una mejor retribución del kilovatio hora producido y, así, aumentar la producción y la rentabilidad. La última aportación en este sentido tuvo lugar el pasado viernes en Barcelona, durante unas jornadas, y la hizo Sheila Rodríguez del Moral, secretaria general de la Asociación Española de Gestores de Biomasas de Madera Recuperadas (Aserma), quien dejó en el aire la pregunta de “¿por qué no una prima única?”
Durante su intervención, Rodríguez del Moral, citó al nuevo PER 2011-2020 y la nueva Ley de Residuos (Ley 22/2011) en la esperanza de que “traigan un mayor fomento de estos recursos (biomasas de maderas), lo que hará necesaria la mayor movilización, mejorando y asegurando la calidad para todos sus usos”. “Sin embargo –prosiguió–, la gestión tiene un conjunto de condicionantes que todavía inciden negativamente en el crecimiento del sector: las primas para uso eléctrico son diferentes según los orígenes de la biomasa ¿por qué no una prima única? Entendemos que hay que ayudar a movilizar biomasa para su aprovechamiento, con lo cual serían necesarias líneas que mejoren la logística, pero no así primar el consumo en función de lo que utilice”.
En la heterogeneidad del recurso están las oportunidades, no los obstáculos
Las afirmaciones se hicieron dentro de la séptima edición de las jornadas Logística, preparación y suministro de biomasa para usos energéticos, organizadas por Aserma en el Auditorium AXA de Barcelona. Varios ponentes incidieron en la capacidad industrial y comercial del sector para afrontar la movilización de gran parte de la biomasa que ahora no se aprovecha. Además de la heterogeneidad de las primas, la secretaria general de Aserma también afirmó que “otro condicionante es la percepción generalizada de que una biomasa es mejor dependiendo de su origen, pero esto no está basado en sus características: no hay biomasa mejor, sino múltiples biomasas y todas son aprovechables”.
El sector no quiere que se vea esa variedad de biomasas como un obstáculo, sino como una oportunidad. “Además, han de tenerse en cuenta las posibilidades que da la hibridación, a lo que se sumarían las cuestiones técnicas y económicas (transporte, clasificación y tratamiento, inversión en las instalaciones y en la maquinaria, etcétera”, concluyó Sheila Rodríguez del Moral. En esta línea se expresó otro de los ponentes, Claudio Miguez, profesor colaborador del Instituto Universitario de Ciencias Ambientales de la Universidad Complutense de Madrid, quien demostró cómo, tras cinco años de experiencia en una planta de generación de electricidad de la industria del tablero y tras la transformación de los equipos para la hibridación, “permite actualmente, además de serrín y trozos de tablero, utilizar podas y cepas de sarmiento, residuos forestales de desmonte, pino, orujo de aceituna seco, pallets, madera de demolición, troncos provenientes de limpieza de montes, durmientes de ferrocarril, etcétera”.
En cuanto a la reforma de las primas a la generación de electricidad, recordar que APPA Biomasa solicitó a principios de verano una mejora de la retribución para que todas las plantas que están en proyecto sigan para adelante y sirvan para cumplir los objetivos del PER 2011-2020. Sin embargo, a finales del verano, la patronal de las papeleras, Aspapel, en la que se encuentran importantes productores de electricidad con biomasa, afirmó que no reclama un aumento de las primas, sino que “la Administración garantice el cumplimiento estricto de la legislación: no se debe tolerar que madera plantada para otros usos se catalogue como cultivo energético (actividad, ésta, más primada), porque se estaría provocando un fraude de ley y un perjuicio para las empresas que sí han apostado por invertir en cultivos energéticos”.
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