En Pelet In, proyecto cuya denominación completa es Desarrollo de un pellet para aplicaciones industriales, participan Hunosa y el Instituto Nacional del Carbón, lo que da suficientes pistas sobre el destino final del biocombustible a desarrollar. El comunicado de presentación de la iniciativa lo corrobora: “el pellet fabricado será utilizado en la central eléctrica de La Pereda, propiedad de la empresa Hunosa, donde se probará a través de la tecnología de co‐combustión con carbón”.
El proyecto es de cooperación público-privada, lo coordina la Fundación Asturiana de la Energía (Faen) y participa también en él Pellets Asturias, la primera empresa en obtener el certificado de calidad ENPlus para su producción en España. En una primera fase se realizará una caracterización en laboratorio de diferentes materias primas, con análisis de combustibilidad y de sus propiedades reactivas. Posteriormente se plantea la fabricación a escala semi‐piloto de pellets con diferentes composiciones, “hasta conseguir la definitiva a partir de la mezcla de diferentes biomasas y aditivos que mejor cumpla con los requerimientos establecidos”, comentan desde la Faen.
De la fase de laboratorio a la de co-combustión, pasando por la fabricación industrial
Con el fin de buscar una solución que se pueda aplicar a la mayor variedad de usos industriales se investigará la producción de pellets a partir de biomasas torrefactadas. El proceso de torrefacción de biomasa permite obtener un producto menos húmedo y más estable, idóneo para la co-combustión en centrales térmicas de carbón. Todas las pruebas y análisis las llevará a cabo el Instituto Nacional del Carbón.
Tras la fase del laboratorio llegará la de la fabricación a escala industrial en la planta de Pellets Asturias. Según el comunicado de la Faen, “se hará en cuatro campañas, en las que será necesario realizar los correspondientes ajustes a la cadena de producción para conseguir un pellet con las características necesarias”. Las primeras pruebas en la central de La Pereda “se realizarán con caudales de pellets entre 3, 6 y 9 t/h durante 48 horas, mientras que la última prueba de co‐combustión será de larga duración y se esperan alcanzar caudales de entre 12 y 15 t/h, lo que equivale a un 25 por ciento en peso del combustible habitual de la planta”, añaden en la nota de prensa.
Una asignatura pendiente con escasas iniciativas
Conseguir que la biomasa entre en los hornos de las centrales de carbón es una de las grandes asignaturas pendientes de la energía en España. El fracasado objetivo del Plan de Energías Renovables 2005-2010 de llegar a los 2.039 MW en biomasa eléctrica descansaba en más de una tercera parte en la co-combustión en centrales térmicas de combustibles fósiles, a la que se adjudicaban 722 MW. Ha habido varios intentos por parte de algunas compañías eléctricas, el IDAE y el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino de impulsar la co-combustión, pero siempre se han quedado en la fase de investigación.
Por este motivo, desde Faen consideran que “la fabricación de un pellet específicamente dirigido al mercado industrial es un proceso innovador en España, dado que es un combustible enfocado mayoritariamente hacia la edificación. El pellet industrial, de características energéticas inferiores al utilizado en el sector de la edificación, supone un combustible de menor coste que, cumpliendo con óptimas condiciones de calidad, puede ser utilizado en calderas industriales”. No obstante, Javier Díaz, presidente de la Asociación Española de Valorización Energética (Avebiom) advirtió durante la celebración de la feria Expobioenergía que “algunas plantas de pellets en España exportan toda su producción a países como Holanda, y en concreto a centrales térmicas donde se realiza co-combustión”.
Más información:
www.peletin.es/
