Esta reforma en la política energética supondrá el cierre de varias centrales nucleares y de explotación de carbón durante los próximos años, y buscará alternativas en las fuentes renovables. La reforma, lejos de ser un elemento desestabilizador, puede suponer la entrada de nuevos agentes y fuentes de financiación, y garantizar la seguridad, la sostenibilidad y la asequibilidad del futuro suministro, llevando al Reino Unido a liderar el sector en Europa. Se estima, de hecho, que la ganancia neta para la economía del país será de unos 9.000 millones de libras hasta 2030, además de mantener la competitividad del mercado y reducir la factura eléctrica media.
Para ello, una parte vital de esta reforma pasará por los incentivos para las empresas energéticas que quieran acceder a este mercado. La certidumbre del mismo y la estabilidad del marco normativo del país lanza un mensaje claro: el Reino Unido está abierto a los negocios. La colaboración entre las esferas gubernamental y mercantil asegura desde ya una reducción de las barreras de entrada y proporcionará las necesarias mejoras de liquidez para el mercado mayorista.
Son varios instrumentos de políticas interrelacionadas los que se han sugerido para fijar la seguridad del sector y del suministro. Por un lado, el establecimiento de un volumen de abastecimiento que se reserve y utilice sólo cuando haya necesidad, o bien la creación de un mecanismo a nivel de todo el mercado que recompense a los proveedores que ofrezcan una capacidad fiable. Por otro lado, la delimitación del precio mínimo del carbono, que incentivará la inversión en generación con bajas emisiones. Esto último, junto con la puesta en marcha del Estándar de Rendimiento, que limitará esas emisiones penalizando a quien las supere, evitará la construcción de centrales térmicas de carbón sin captura de carbono y favorecerá de este modo la inversión en gas.
En conjunto, todas estas medidas aportarán el apoyo necesario e ingresos estables para “descarbonizar” la generación eléctrica con el menor coste para los usuarios, además de crear un entorno equitativo para que las distintas tecnologías compitan en el sector.
El Gobierno británico tiene claro que no hay que renunciar a la energía nuclear, que aún tiene un papel que desempeñar en este panorama, pero pretende centrarse en la expansión de las energías más limpias. Por ello, ha establecido la primera Hoja de Ruta de las Renovables, buscando centrarse en ocho tecnologías clave que puedan ayudar a satisfacer la demanda actual y la del futuro de forma rentable y sostenible.
Así, se creará un grupo de trabajo sectorial especial para componer un plan de acción cuyo objetivo principal será reducir el coste de la energía eólica marina hasta 100 libras por MWh. También se han anunciado ya hasta 50 millones de libras en ayudas a la innovación para las renovables, así como 73 acciones para superar las barreras de distribución. La meta no es otra que obtener el 25% de la electricidad a partir de esta fuente de energía en 2020.
Varias empresas españolas ya están participando de todo ello en lo que se llaman los Round 1, 2 y 3, proyectos que desplegarán generadores de energía eólica marina por las costas británicas con potencial para alcanzar 40.000 megavatios en 2030. Iberdrola, Gamesa y Repsol han sido de las primeras en ver en el Reino Unido un escenario prometedor que se sostiene cada vez menos en combustibles fósiles y más en fuentes de energías no sólo más limpias, sino también más económicas. Iberdrola, tras la adquisición de Scottish Power, se ha adjudicado el desarrollo del segundo parque eólico offshore más grande del Reino Unido y está también muy presente en proyectos importantes de eólica onshore y energía marina. Muchas otras empresas españolas de la cadena de suministro están siguiendo sus pasos.
La microgeneración a través de las nuevas primas introducidas el año pasado también está atrayendo a empresas españolas al Reino Unido, sobre todo en el sector solar donde se incentivan las instalaciones sobre cubierta y el autoconsumo.
El Feed-in-Tariff Scheme que se lanzó en abril de 2010 y que este último mes ha sido modificado para favorecer instalaciones más pequeñas de solar fotovoltaica, también establece retribuciones para la digestión anaeróbica, hidráulica, y minieólica. El Renewable Heat Incentive, entró en vigor en abril de este año para incentivar el calor a base de energías renovables.
La nueva reforma del mercado eléctrico y la hoja de ruta para el desarrollo de las energías renovables, establece por lo tanto al Reino Unido como un país líder en su apoyo a una economía bajo en carbono, con un marco regulatorio estable y un gobierno comprometido al cien por cien en llegar a sus ambiciosos objetivos.
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marianne.carlin@fco.gov.uk
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