WWF alerta de que una parte de la población en las ciudades es muy vulnerable al calor y al cambio climático, ya que sus viviendas necesitan cada vez más energía para mantener el confort. Sin embargo, hay quien -dada la situación actual- no puede permitirse pagarla. Esto supone que los más afectados por los edificios “ineficientes”, desde un punto de vista energético, sean precisamente las personas con menos recursos.
La organización recuerda que la rehabilitación energética y la regeneración de los edificios y los barrios puede ser una vía para afrontar esta grave situación. Por esta razón, WWF presenta este nuevo estudio en el que destaca que el 75% de las 18 millones de primeras viviendas del parque español no cumplen con los estándares de confort necesarios. De hecho, 4,5 millones de hogares en nuestro país no pueden mantener la temperatura adecuada en verano y 3,3 millones no lo consiguen en invierno.
Otro reciente estudio desarrollado en la Universidad de Hawaii (Manoa, EEUU) refleja que el 30% de la población mundial está expuesto a olas de calor letales. Los expertos vaticinan que si no tomamos medidas, tres cuartas partes de la población estarán expuestas a estos fenómenos climatológicos extremos a finales de siglo. Cada vez más ciudadanos entrarán en situación de vulnerabilidad, porque no serán capaces de costearse la energía para mantener el confort en sus casas.
En su informe, WWF pide al Gobierno, entre otros aspectos, que incorpore este enfoque de salud en las políticas de vivienda, especialmente en las estrategias de rehabilitación. También demanda que se integre la información sobre cambio climático en el diseño de las viviendas para que estén adaptadas a los previsibles escenarios futuros.
Según Georgios Tragopoulos, Técnico de Eficiencia Energética de WWF, “la rehabilitación es un vehículo para mejorar la salud y la calidad de vida de las personas y proteger también nuestro Planeta. Pero necesita ir de la mano de políticas sociales que pongan en el foco de atención las franjas de la sociedad más vulnerables. De hecho, la rehabilitación energética debe ser una política social, más que una operación meramente económica”.
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