En el vídeo promocional del uso de la biomasa en instalaciones ganaderas de Castilla y León, Luís Sánchez, técnico de Somacyl, explica que la caldera de una de las explotaciones presentadas se alimenta con pélets y el incinerador con cadáveres de animales. “El resultado de cenizas es un 2% del peso de los animales y los hornos llevan instalado un recuperador de energía para aprovechar el calor de los humos de la combustión para calefacción y agua caliente sanitaria”.
Solucionar de manera eficiente y segura el deshecho de cadáveres de animales y ahorrar en la factura energética son los dos principales objetivos del plan impulsado por las consejerías de Agricultura y Ganadería y de Fomento y Medio Ambiente de Castilla y León. Se llevará a cabo en seis proyectos que afectan a una veintena de explotaciones ganaderas de las provincias de Ávila, Burgos, León, Palencia, Segovia y Valladolid. La inversión ronda los 1,7 millones de euros y se ejecutará entre 2016 y 2017.
Cadáveres de animales como combustible, no biomasa forestal
A pesar de que la Junta presenta el plan como “uso de biomasa forestal”, en el resto de la nota de prensa se habla de “destrucción segura de cadáveres”, “incinerador para la gestión de cadáveres”, “incinerador para quemar subproductos del matadero” o “instalación de hornos crematorios”.
Otro elemento que se contradice con frases como que “la empresa Somacyl será la encargada de suministrar la biomasa forestal necesaria”, es que de los seis proyectos, solo dos contemplan calderas de biomasa, y ambas con pélets: Santo Domingo de las Posadas, en Ávila, y Pollos, en Valladolid. En definitiva, solo dos granjas de las veinte incluidas en el plan tendrán calderas de biomasa. El resto son incineradores de cadáveres y subproductos animales.
Hay otro proyecto más, en Melgar de Fernamental (Burgos), que cuenta con la mayor inversión del plan (1.049.672 euros) y, según la Junta, tiene “el objetivo de evaluar la viabilidad real de la generación y el uso del biogás en explotaciones ganaderas”. Se trata de un proyecto piloto que conllevará la instalación de un biodigestor alimentado con los purines de la explotación y con una pequeña fracción de gallinaza. El biogás generado servirá para cubrir la demanda térmica de la granja, dando servicio de calefacción a sus naves.