Idermar (Investigación y Desarrollo de Energías Renovables Marinas SL) es una empresa cuyo objeto social consiste en "el desarrollo de actuaciones de I+D+i en el campo de las energías renovables y, en especial, en el ámbito de la energía eólica marina". En su página web, se presenta como una empresa que ha desarrollado mástiles meteorológicos flotantes para la obtención de "datos de recurso precisos y certificados (sobre el viento, las olas, las corrientes, etcétera)". Pues bien, esta semana -y según informa Europa Press-, el Juzgado de lo Mercantil de Santander ha declarado en concurso de acreedores a la empresa Idermar, con sede en el Parque Científico y Tecnológico de Santander. Según publica en su edición de ayer El Diario Montañés, la clave de la entrada en concurso de acreedores estaría en "la falta de disponibilidades financieras de Idermar para hacer frente a las devoluciones de los créditos concedidos por las administraciones públicas, entre ellas, la propia Sodercan [Sociedad para el Desarrollo de Cantabria] y el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial del Ministerio de Economía y Competitividad". La historia, grosso modo, podría quedar resuelta así: inyectamos varios millones de euros en una sociedad mixta público privada, las inyecciones más sabrosas son de fondos públicos y la principal beneficiaria de las mismas es la parte privada. Para más inri, todo era sabido por la administración cántabra desde febrero de 2010. Véase.
Las cantidades son millonarias
La Intervención General de la Administración de la Comunidad Autónoma de Cantabria ya había dado pistas de lo que estaba sucediendo en Idermar en su «Auditoría de Legalidad Operativa y de Gestión Sodercan SA (Informe Definitivo)». Ese documento, presentado por Intervención General en septiembre de 2012, audita la actividad de Sodercan -la sociedad pública que participa en un 20% en Idermar- y revela que, "además de la aportación en el capital social [50.000 euros, €], Sodercan ha formalizado otras operaciones con dicha empresa participada [se refiere a Idermar] mediante el otorgamiento de diversos préstamos a la misma y la concesión de avales por un importe total de 3.390.000 € y 879.000 €, respectivamente" (el total es 4.319.034 € para el período 2009-2011). Además, el Informe Definitivo señala que las aportaciones del CDTI ascienden a un total de 2.882.253 €.
Es decir, que, solo en esos años primeros de actividad de Idermar, los caudales públicos que llegan allí, según Intervención General de la Administración de la Comunidad Autónoma de Cantabria, superarían los 7.000.000 €.
¿Y adónde va el dinero?
Pues bien, para empezar, el Informe Definitivo de la Intervención General revela que Idermar acuerda abonar a Apia XXI un importe total de 6.700.000 euros "por la cesión de los derechos de propiedad industrial del proyecto de investigación de los aerogeneradores marinos" y por el proyecto Idermar Meteo, "consistente en el desarrollo de una boya meteorológica autónoma capaz de medir y transmitir el recurso eólico". O sea, que ya tenemos de dónde viene y adónde va el dinero. La Intervención General revela además en su Auditoría que hay "un informe elaborado internamente por Sodercan, de fecha de febrero de 2010, en donde se analiza la información aportada por Apia XXI en relación con el proyecto de Idermar". Pues bien, Intervención General extrae 4 conclusiones de ese informe interno de la sociedad pública Sodercan, informe que cabe insistir está fechado a principios de 2010. Estas son las 4 conclusiones que explicita Intervención en su Auditoría:
- Descontrol económico-financiero en la información que Apia XXI presenta a la Comisión Ejecutiva de Idermar, dado que no consta un presupuesto definitivo del proyecto desarrollado por aquella.
- Notable incremento en el presupuesto del proyecto a lo largo del ejercicio 2009.
- Sobrefinanciación del proyecto entre aportaciones obtenidas por Apia XXI del CDTI (vía subvenciones y préstamos reembolsables) y de los socios de Idermar.
- Financiación por Sodercan en más del 40% del presupuesto del proyecto cuando su participación en el capital de Idermar es del 20%.
Intervención, a partir de toda la información recabada, concluye concretamente así
- Que la actividad principal de Idermar, desde su constitución, ha consistido en el desarrollo de un proyecto de I+D sobre plataformas flotantes para la extracción de energía eólica marina que no ha desarrollado la sociedad participada, sino Apia XXI, ya que venía realizando trabajos de investigación relacionados con las mismas desde octubre de 2008 (tal y como consta en el contrato celebrado entre las partes con fecha de 25 de marzo de 2009).
- Que según los contratos analizados, Idermar ha sido una empresa puente que ha obtenido financiación de sus socios (entre ellos, Sodercan) y que ha destinado al pago del proyecto desarrollado por Apia XXI.
- Que teniendo en cuenta la descripción de los contratos/acuerdos celebrados entre Apia XXI e Idermar se pone de manifiesto que el proyecto ha ido sufriendo diversos cambios de orientación, y así se refleja con la celebración de otros nuevos, así como diversas addendas firmadas que desarrollan la relación contractual entre las partes y no definidas en el convenio marco.
- Que actualmente el acuerdo marco vigente entre Apia XXI e Idermar es el celebrado con fecha 24 de junio de 2009 y desarrollado a través de las addendas de fecha 8 de julio de 2009 y 20 de enero de 2010. En virtud de estos dos últimos contratos, Idermar adquiere la cesión de los derechos de propiedad industrial del proyecto de Apia XXI, comprometiéndose a abonar 3.959.000 euros, que posteriormente se incrementan hasta los 6.702.414 euros.
- Que se ha comprobado la sobrefinanciación de Sodercan respecto de la que realizan los demás socios de Idermar, ya que sus aportaciones representan más del 40% del coste total del Proyecto, cuando su participación es del 20%.
- Que se han superado los límites de los préstamos y avales que Sodercan puede conceder a una misma empresa.
Según informa en su edición de ayer El Diario Montañés, "el último mástil meteorológico de Idermar estuvo más de un mes a la deriva antes de ser trasladado a tierra en agosto de 2015. En aquel momento, Apia XXI afirmó que sería «revisado y adaptado a nuevos proyectos», pero desde entonces cría herrumbre junto a la playa artificial de Camargo, frente al Club de Remo, abandonado y sin ningún tipo de vigilancia".
